La escultura gótica está caracterizada por el interés
hacia la naturaleza manifestado por los artistas.
Conserva el carácter monumental y grandioso de herencia románica
pero las figuras están dotadas de mayor expresividad, abandonando la
deshumanización. Las imágenes se comunican entre sí expresando
sentimientos, alegría, tristeza, dolor, etc., hasta llegar al patetismo
en el siglo XV. Con la escultura gótica reaparece también el retrato.
Este afán por la expresividad llevará al artista gótico
a interesarse por la anécdota y lo secundario, tratando en ocasiones
lo satíricoe incluso lo obsceno. En la escultura gótica se observa
una progresiva liberación del marco arquitectónico y un mayor
naturalismo.
Existirá una escultura monumental. También adquiere gran importancia
la escultura funeraria, donde el retrato tiene un mayor realismo.
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Podemos hablar de varias etapas en el desarrollo escultórico
del Gótico.
Durante el período protogótico destaca
el conjunto del pórtico de la Gloria, en España, atribuido
al maestro Mateo y el pórtico real de Chartres. Este primer periodo
es de grandes composiciones , con escasos pliegues en los ropajes.
El siguiente periodo es el clásico
encontramos una tendencia a la belleza ideal, a la ingenuidad y a la sencillez.
Suelen ser conjuntos narrativos que ocupan principalmente las portadas.
Las figuras se hacen más alargadas y aumentan las curvas, especialmente
en los ropajes.
Como última etapa, nos encontramos con el periodo flamígero,
que se caracteriza por la utilización de la curva y la
contracurva como elemento decorativo. Con estas técnicas se consigue
dar movimiento a las figuras. La figura humana se hace más naturalista,
convirtiéndose los rostros en auténticos retratos. La escultura
se hace totalmente exenta y se difunde la estatuaria funeraria. En el
relieve se introduce el paisaje hacia el siglo XV.
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