El arte romano es objeto de estudio desde tiempos inmemoriales, ya que comprende expresiones artísticas de diferentes naturalezas, bien sean pictóricas, arquitectónicas, literarias y, lo que nos interesa en este artículo: su espectacular joyería.
Es importante señalar que la joyería romana no sólo era utilizada como elemento decorativo del cuerpo por la clase privilegiada del Imperio (burguesía y escalafones sociales superiores), sino que también era fácil encontrar joyas incrustadas en los muebles de los hogares.
Bien es sabido que los romanos, tal y como sucedía en la civilización griega, usaban prendas para demostrar su alto estatus social y, por ello, también dieron una importancia imprescindible a la orfebrería. Especialmente debido a que los romanos contaban con una sofisticada red de mercado que ellos mismos crearon y propulsaron, algo que les permitió disponer del acceso a una gran cantidad de materiales exóticos, como es el caso de los metales finos y las piedras preciosas que utilizarán para la elaboración de sus joyas.
Las mujeres eran aquellas que más solían utilizar los adornos de joyería, ya que los hombres sólo necesitaban un portentoso anillo para demostrar su estatus. Tal es la importancia que adquiría la joyería para los altos estratos de la sociedad romana que lo primero que hacían las mujeres de esta civilización era peinarse, vestirse y hacer que sus ornatrices (esclavas especializadas en belleza) las ayudasen a colocarse sus joyas.
Tipos de adornos de la joyería romana
Bullae
Esta joya consistía en un colgante que llevaban principalmente los niños hasta que llegaban a la edad adulta. Podían estar fabricados de materiales finos como oro o marfil, pero también cuero y tenían una forma ligeramente circular, formada por dos placas con alguna especie de amuleto en su interior, ya las Bullae tenían una fuerte carga simbólica.
Pese a que las Bullae se asocian con mayor frecuencia a los romanos, lo cierto es que era un adorno creado por los etruscos que trascendió hasta los primeros gracias a los intercambios y ventas de distintos orígenes tan características de esta etapa de la historia.
Pendientes
Las clases y formas de los pendientes que las mujeres utilizaban tenían una amplia variedad que, además, muestra una vida evolutiva a lo largo de la historia. En la época helenística, la moda para los pendientes del Imperio Romano era llevarlos sencillos, en forma de aro, haciendo que evolucionasen con el tiempo a formas, como cabezas de animales o flores.
Por supuesto, a la hora de hablar de los pendientes romanos, no podemos obviar los más conocidos en cualquier época, que son los conocidos como crotalia. Duraron hasta la caída del Imperio y consistían en varios colgantes suspendidos de una lámina horizontal.
Brazaletes
Los más habituales eran aquellos brazaletes simples con forma de aro, pero también eran muy comunes los que llevaban los conocidos como nudos de Heracles (Hércules), un motivo muy socorrido en la joyería romana y que también ha trascendido hasta la actualidad, como nos informan desde esta fuente, joyería especializada en todo tipo de ornamentos.
Anillos
Los anillos eran las joyas que utilizaban tanto los romanos como las romanas. De hecho, eran las únicas joyas que portaban los varones. De manera habitual, sólo llevaban uno, que solía llevar el sello de la familia. Pero, con el tiempo, comenzaron a decorar sus manos con más anillos. Además, al principio sólo las familias de ciertos estatus sociales podían permitírselos, como era el caso de equites o senadores, pero antes de la caída del Imperio prácticamente cualquier ciudadano podía portar anillos.
Es importante señalar que los anillos en el Imperio Romano no tenían únicamente una función decorativa, sino que eran, en inicio, la muestra de la clase social de quien los vestía y, además, cumplía las veces de portador de llaves, en algunos casos. También eran utilizados como anillos de compromiso, de igual manera que algunas parejas hacen en la actualidad.
Diademas
Bien es cierto que no fueron una de las principales joyas que se utilizaran en el Imperio Romano por las mujeres, pero las evidencias arqueológicas sí que han mostrado que solían ser utilizadas y que, además, seguían la sencillez tan característica del helenismo.
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