Los relojes son una herramienta muy práctica para ayudarnos a organizar nuestros días pero además tienen un gran simbolismo en torno al paso del tiempo. En este artículo te contamos la historia del reloj y muchos datos interesantes acerca de la medición del tiempo y cuando empezó a considerarse importante.
La medición del tiempo
Las personas humanas percibimos que el tiempo pasa por los acontecimientos, como puede ser por ejemplo empezar a leer un libro y terminarlo. Si a mitad de la lectura hacemos algo más encontraremos otro episodio de tiempo más para medirlo. Es por todo ello que ya en la prehistoria el hombre empezó a necesitar medir el tiempo y para ello utilizaban las fases lunares con los movimientos de flujo y de reflujo y la rotación de las estrellas.
En la actualidad los hechos de la naturaleza se siguen usando para medir el tiempo en muchos lugares del mundo. Primero estas mediciones se basaban en las estrellas, en la luna, en la tierra, en el sol y en los astros.
La historia del reloj y de la medición del tiempo
Sin duda la primera herramienta que se usó para medir el tiempo en los años 1000 a.c fue inventada por los judíos y se trató del reloj de sol. Existieron diferentes tipos de relojes de sol aunque el modelo más simple era una estaca que se clavaba en el suelo para medir el tiempo según cuál fuera la longitud de la sombra de la estaca (fuente: relojes10.top).
Más tarde encontramos también los relojes de agua que medían el tiempo teniendo en cuenta la velocidad a la que se vaciaba un recipiente con líquido por un orificio. Este sistema se basaba en medir la altura del líquido y se usó sobre todo en la Grecia clásica, cuando se construyó un reloj de agua muy grande denominado Clepsidra.
Más tarde llegaron los relojes de bujía que funcionaron por combustión. Estos relojes datan de la época del conocido como Alfredo el Grande, su inventor y funcionaban con una vela con el tamaño y diámetro exactos para poder medir el tiempo con bandas de colores. Este dispositivo funcionaba sabiendo el tiempo necesario en que un reloj se podía consumir entre dos marcas. Asimismo, esta idea se amplió usando una lámpara de aceite para poder medir el tiempo según la altura y el nivel del aceite.
Los relojes de arena también fueron muy importantes y se continúan usando en la actualidad, sobre todo a nivel simbólico. Estos relojes utilizan el mismo principio que los relojes de agua pero son más sencillos de usar y no se congelan con el frío.
Años más tarde llegarían los relojes mecánicos, la revolución para la medida del tiempo. Los primeros modelos funcionarían con pesas sujetas con hilos a ejes que girarían al bajar las pesas. Estos relojes tenían un bajo rendimiento con lo que se empezó a incorporar un sistema para regular el descenso de las pesas formado por una rueda de rotación dentada que controlaba un balancín y que en conjunto se denominó primero "escape". Este sistema se usó en el siglo XII y se siguió usando hasta que ya entre el XVI y el XVII Galileo comenzó a estudiar y trabajar con los movimientos del péndulo.
Aún así, el primero en construir un modelo de reloj de péndulo sería Huygens, un científico de Holanda, años después y más tarde Hooke inventaría el escape de ancla para los relojes de péndulo, un eficiente sistema que ha llegado hasta nuestros días introduciéndose también la pulsación en silencio de Grahan.
Más tarde, mientras se perfeccionaba toda esta mecánica se introdujo la acción de un eficiente resorte para hacer funcionar los relojes y el sistema de espiral (este invento se atribuye tanto a Hooke como a Huygens). Después se fue perfeccionando esta técnica de medir el tiempo hasta ir consiguiendo relojes cada vez más exactos, prácticos y funcionales.
Este tipo de medición del tiempo llegaría a su culminación con el desarrollo del cronómetro en el siglo XVIII de la mano de Harrison y Earnsaw, dos investigadores ingleses. Este tipo de relojes continuaron evolucionando hasta la invención de los relojes electrónicos y más tarde los relojes de cuarzo. Asimismo, de forma más reciente, los científicos han usado algunas frecuencias naturales de oscilación en las moléculas y los átomos a modos de patrones de tiempo. Es lo que llamamos los relojes atómicos en los que destaca su precisión porque su variación es más pequeña de un segundo por cien años.
Por último, en la actualidad se han puesto muy de moda los relojes inteligentes con los que se puede hablar por teléfono, consultar el correo electrónico o monitorizar nuestra salud.
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