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El arte japonés evidencia la proximidad entre la creación artística
y una profunda intuición filosófica de la realidad.
El zen, rama del budismo iniciada por Bodhidharma (o Daruma en el Japón),
impregnó la cultura japonesa y sus diversas expresiones artísticas
como la pintura, arquitectura, poesía, el arte de los jardines
o la célebre ceremonia del té. Se trata del perfil místico
del budismo, donde lo vacío es la fuente primaria del sentido,
de la plenitud, la belleza y la expansión vital.
En el Japón, el arte exige un esfuerzo de atención, de conocimiento
y de simpatía mayor que en China, país al que deben gran
parte de su cultura.
Como todas las artes que provienen de las culturas asiáticas, las
bases de su estética se centran en el elemento sagrado.
Se cree en la existencia de múltiples fuerzas invisibles, dioses
locales, genios protectores, espíritus de las cosechas, del hogar,
de los antepasados y de los parientes fallecidos, fuerzas de la fertilidad,
de la generación de la vida, poderes que mueven tanto al cosmos
como a los humildes objetos.
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Estas fuerzas son los kami, representaciones de lo sagrado que no están
individualizadas ni personalizadas. Los kami se multiplicaron y se hallan presentes
en todas las actividades de la vida diaria del japonés. La historia cuenta
que el universo fue creado por los tres kami, nacidos sin progenitores, y por
una jerarquía descendiente que recuerda los eons gnósticos.
El culto a estas creencias forman la religión nacional, llamada "sinto".
La liturgia de esta religión recordaba a los japoneses que existían
fórmulas mágicas que favorecían la pesca, los trabajos
de la granja, la fabricación de objetos y demás tareas. Esta mentalidad,
esta visión del mundo, está muy presente todavía en el
pueblo japonés y permanece en el subconciente colectivo de este pueblo.
En el arte japonés se imita la armonía de la Naturaleza,
se evoca a los dioses que forman la sustancia de las cosas.
La llegada del budismo a través de China en el siglo VI., transformó
profundamente la cultura japonesa, pero no modificó los conceptos
en que se basaba. El arte de Japón, al entrar en contacto con la
cultura búdica, un pensamiento más refinado, se volvió
más presico en sus técnicas.
Características principales del arte japonés:
- Simplicidad de sus formas.
- El elemento ornamental o decorativo desaparece.
- La pobreza de los medios y de la materia, el wabi japonés.
- Se trata de un arte austero.
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